Se fundamenta en la fuerza de la conversión y en la capacidad del adulto sano para desaprender y reaprender comportamientos, independientemente de cuán arraigados estén dentro de la cultura y la historia personal o familiar de los participantes.
Es un evento de fin de semana, con pernocta separada, dirigido a parejas que estén haciendo vida concubinaria y que no tengan impedimentos para recibir posteriormente el sacramento del matrimonio católico.
Funciona con estrategias similares a las del Encuentro Conyugal, con un sacerdote orientador y un equipo de matrimonios animadores, quienes previamente a su condición sacramental pasaron por una experiencia concubinaria similar a la de los participantes. Supone una disposición inmediata hacia un cambio radical en la manera de vivir en parejas, mediante un esfuerzo valorativo para reconstruir, en la propia vida contemporánea, los conceptos de castidad, honestidad, respeto e igualdad, dentro de la gracia espiritual del Temor de Dios y de la necesidad realmente sentida de celebrar la indisoluble alianza con El, requiriendo confiadamente la iluminación, protección, animación y efusión de su amor inextinguible.
Supone la posterior realización sucesiva y constante de reuniones y celebraciones litúrgicas, con miras a familiarizar a los futuros contrayentes con la vida de Iglesia, de modo que mas adelante puedan asumirla como parte del nuevo estilo de vida que les proponen los Encuentros Familiares de Venezuela.
Conduce a la consolidación del compromiso formulado al final de la jornada inicial de viernes a domingo, precisando del acompañamiento intenso y permanente del sacerdote, para que juntos puedan garantizar el cumplimiento de los acuerdos previos y la realización exitosa de la boda en El Señor, ratificando así la sapiencial afirmación bíblica, según la cual:
“… una cuerda trenzada con tres hilos no se romperá fácilmente”
(Eclesiastés 4,10).