Es un llamado especial para volver a nuestra relación primigenia con Dios uno y trino; Padre, Hijo y Espíritu Santo, de cuya esencia provenimos.
Es una experiencia espiritual, variada y profunda de fin de semana, exclusiva para los matrimonios sacramentados que hayan realizado un Encuentro Conyugal.
Es un llamado especial para volver a nuestra relación primigenia con Dios uno y trino; Padre, Hijo y Espíritu Santo, de cuya esencia provenimos y de quien nos hemos apartado en algún momento y de alguna manera, bajo la opresión de la rutina y de los múltiples distractores de nuestra sociedad mundana.
Fortalece de manera significativa el proceso de seguimiento necesario para internalizar el Encuentro Conyugal y sumergirnos en el estilo de vida coherente y congruente de los auténticos cristianos, exigidos, hoy mas que nunca de un verdadero compromiso para sensibilizar a los cónyuges respecto al sentir, pensar, decir y hacer en la búsqueda del armonioso e insospechado cielo que Dios nos regala en este tiempo y en este lugar.
Nos proporciona luces sobre las valiosas oportunidades de administrar y desarrollar nuestra iglesia doméstica, de modo que todos comprendamos el sentido de la Civilización del Amor, de la cual somos sus inmediatos constructores.
Nos facilita nuestro avance dentro de la espiritualidad conyugal, enfocada en la conversión y en el largo camino hacia la santidad, manifestada en la misericordia práctica, que es afectuoso y constante servicio, susceptible de medir en resultados y valorar en lágrimas y risas de irrenunciable alegría.