Es un regreso voluntario, personal e intenso de la juventud hacia Dios, que permite potenciar en la vida diaria su relación con la Santísima Trinidad.
Está dirigido a jóvenes y adolescentes que hayan vivido el Encuentro de Hijos e Hijas. Es una actividad de fin de semana, coordinada por jóvenes, previamente formados por otros jóvenes, además de matrimonios adultos y sacerdotes. Está enfocada en el autoconocimiento y en la comunicación con el prójimo y con Dios.
Nos brinda la oportunidad de comprender mejor el mensaje de los matrimonios que han vivido la experiencia del Retorno Conyugal y de todas aquellas personas avanzadas en la vida espiritual, independientemente de su edad, nivel académico, profesión o status social.
Constituye una expresión práctica de la conciencia joven respecto a la misión que les corresponde como personas responsables y libres, como hijos de Dios, y como integrantes de la iglesia doméstica familiar.
Es una herramienta para vivir intensamente la espiritualidad auténtica, esa que va más allá de la contemplación de sí mismos y se manifiesta en el amor hecho comprensión, perdón y servicio.
Es pensamiento, sentimiento, palabra y acción de los jóvenes cristianos proyectados hacia la familia y la comunidad. Y es nuestra manera de ser adultos en el espíritu sin perder la frescura de la juventud, para entender al mundo con el fuego de los muchachos y la luz de quienes han transitado con Dios por los insospechados senderos del existir.