Es una experiencia espiritual aplicable a lo cotidiano y trascendente del grupo familiar. Se desarrolla mediante un conjunto de actividades compartidas entre varias familias, durante un día completo, y breves reuniones posteriores, donde surgen situaciones que permiten mejorar la comunicación y la confianza interpersonal, así como los sentimientos de pertenencia, cohesión y permanencia de los individuos respecto a sus parientes y amigos mas cercanos.

Está diseñada para todas las personas que vivan bajo el mismo techo y que sientan la necesidad de mejorar sus relaciones referentes a la comprensión mutua, la tolerancia, el perdón, el afecto, la solidaridad, el servicio y la unión.

Constituye la puerta de acceso natural a los Encuentros Familiares de Venezuela, de modo que no requiere ninguna experiencia previa dentro de nuestra organización.

Supone una disposición a perseverar en las actividades sucesivas que se realizarían para la consolidación amorosa de la unidad familiar y la internalización del estilo de vida del encuentrista.

Es una manera eficaz de alcanzar la conversión en grupos, como verdaderas iglesias domésticas. Partimos de familias desanimadas, para convertirnos en familias animadas; de familias animadas, para transformarnos en familias animadoras; y, de familias animadoras para extendernos por el mundo como familias evangelizadoras.